Empresas familiares y sus retos

La importancia de las denominadas empresas familiares en las economías modernas es hoy unánimemente admitida. Según datos el 2/3 del PBI y de los puestos de trabajo en los países desarrollados corresponde a estas empresas. En Uruguay, se considera que más del 80% de nuestras empresas son familiares.

Sin embargo, se constata que sólo un tercio de las empresas familiares llegan a la segunda generación y, de ellas, sólo la mitad a la tercera generación.

La empresa familiar.

La continuidad de la empresa familiar a través de los cambios generacionales ha sido objeto de un amplio tratamiento por parte de la doctrina especializada. se han identificado los principales problemas y se han aportado ideas que pueden erigirse en auténticas soluciones.

Implicar al sucesor en la cultura empresarial, formarle técnicamente, favorecer su incorporación progresiva a la dirección y control de la empresa, establecer un protocolo familiar, etc, son recomendaciones que, junto a otras muchas, pueden servir.

La empresa familiar, por su naturaleza, presenta ciertos retos, entre ellos: 1) separar la relación familiar de la de negocios, 2) mantener las relaciones sanas en la segunda y subsiguientes generaciones y 3) planificar la sucesión y la repartición accionaria.

Además, cada uno de los integrantes quiere, en general, cosas distintas. Los fundadores quieren dejar un legado a la familia, una sucesión tranquila, armonía en la empresa y un crecimiento del negocio. Los sucesores, en cambio, quieren materializar sus sueños con su propio estilo, una sucesión rápida, progresar rápido y claridad en los procesos de negocio.

¿Cómo enfrentar dichos retos?

Existen diversos instrumentos jurídicos que permiten facilitar la proyección de este tipo de empresas. Por ejemplo: testamentos, convenios de accionistas, protocolos familiares, etc.

El “convenio de sindicación de accionistas” está regulado en nuestra Ley de Sociedades Comerciales, como una herramienta para incorporar soluciones de organización y planificación para cada empresa en particular. 

Por otro lado, en el ámbito privado, el “protocolo familiar”, permite regular en forma objetiva las expectativas de los accionistas, la relación familia – empresa, evitando así futuros conflictos familiares y en la empresa. En dicho protocolo pueden participar no sólo los familiares accionistas sino todas las personas vinculadas a la familia.

En este tipo de unión es fundamental la comunicación entre, para que los efectos del enlace empresa-familia no sean negativos y pueda existir la continuidad y el desarrollo de la misma.

Conclusiones

En conclusión, podemos afirmar que frente a una situación problemática como es la relativa a la sucesión en la empresa familiar, el ordenamiento jurídico aporta posibles soluciones. Soluciones que nunca serán perfectas pero que combinadas con los Estatutos societarios, con los protocolos familiares y con una buena ordenación del régimen económico matrimonial del empresario, pueden llevar a que el futuro de las empresas familiares sea menos incierto.